El mensaje: «El creyente es victorioso» porque Dios está con él. Le ha dado a luz mediante el sacramento del bautismo y el poder del Espíritu Santo (Jn 3:5), y le santifica mediante la Palabra de Dios (Jn 17:17). El apóstol Juan dice: «Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios» Jn 1:12, un hijo que no peca, sino que vence al pecado. Porque «Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios [es decir, Su Palabra] permanece en él [Sal 119:11]. No puede pecar, porque es nacido de Dios» 1 Jn 3:9, siendo dotado por Dios, quien ni peca ni se asocia con el pecado, de Su naturaleza divina. Así pues, por medio de Jesucristo, que murió por nosotros,
hemos recibido la salvación, es decir, la remisión de nuestros pecados (Ef 1:7) y la cancelación de la condenación por el pecado (Col 2:14a). Con esto, Dios nos da la victoria total sobre el diablo, que nos tienta para hacernos pecar, como hizo en el Edén con Eva (Gen 3:6) y nuestro acusador
ante Dios (Ap 12:10). Pero está escrito: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica» Rom 8:33. Jesucristo vino verdaderamente a traernos una victoria completa porque está escrito: «Dice el Señor a mi Señor: Siéntate a Mi diestra, hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus pies» Sal 110:1. El pecado, en efecto, está vencido, como había anunciado Juan el Bautista: «Ahí está el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo» Jn 1:29. En cuanto al diablo, Jesús dice: «Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» Jn 12:31. Y Jesús dio plena autoridad a los creyentes para vencerlo, según Luc 10:19. La victoria sobre el pecado y la obra del diablo se logra mediante el arrepentimiento y la fe; de hecho, «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» 1 Jn 1:9. Por tanto, ¡tengamos celo en arrepentirnos y atrevámonos a creer para salir victoriosos! Porque el Señor nos promete: «Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí» Ap 3:12a.
Lunes 27: Los males del pecado y la victoria sobre él.
«Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, […] tomó de su fruto y comió» Gén 3:6a.
Lectura 1: Rom 6:15-23. Lectura 2: Gén 3:1-24. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Gén 3:6,17.
Introducción: El pecado es oposición a la voluntad de Dios y el hecho de separarse de Él, es decir, la incredulidad. Esto genera el mal, es decir, el juicio de Dios, según las palabras de Jesús: «Pero el que no crea será condenado» Mc 16:16b. Porque el Señor dijo a Adán: «Maldita será la tierra por tu causa» Gén 3:17b. Además, está escrito: «El aguijón de la muerte es el pecado» 1 Cor 15:56a.
La garantía para los creyentes: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores» 1 Tim 1:15, porque «[Él] fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación» Rom 4:25.
Martes 28: Jesucristo hace victoriosos a los que creen en Él.
«Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó» Rom 8:37.
Lectura 1: Sal 51:1-11. Lectura 2: Rom 8:31-37. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Rom 8:37.
Introducción: Jesús ha dado a los creyentes la victoria sobre el diablo y sobre la tentación. Él los capacita para presentarse como personas intachables ante el trono del Padre en el cielo. Se regocija por los creyentes que le obedecen y luego dice: «Aquí estoy, Yo y los hijos que Dios me ha dado» Heb 2:13b, es decir, hijos a los que ha hecho dignos de confianza, sin traición (Sal 15:14).
Miércoles 01: El creyente vencedor es el que vive para Dios.
«El vivir es Cristo» Fil 1:21a.
Lectura 1: Mt 16:24-28. Lectura 2: Fil 1:18-26. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Fil 1:21.
Introducción: Jesús da una garantía total a Sus discípulos cuando les dice: «Porque Yo vivo, ustedes también vivirán» Jn 14:19b. Porque Dios está con los que están con Él (2 Cor 15:2), y es compañero de causa de los que le sirven (Jn 14:12). He aquí la garantía que dio a Josué, sucesor de Moisés: « Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré» Jos 1:5.
Jueves 02: El creyente triunfa sobre el mundo.
«Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles» 1 Pe 4:3a.
Lectura 1: Ez 36:24-33. Lectura 2: 1 Pe 4:1-6. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: 1 Pe 4:1-6.
Introducción: Es por la fe en Jesucristo Salvador y por el cumplimiento de la voluntad de Dios (1 Jn 3:24) como se obtiene la victoria sobre el mundo y sobre las tinieblas en que éste se apoya (1 Jn 5:19), «Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe» 1 Jn 5:4 ¡Deja el mal y renueva tu compromiso con el Señor (2 Rey 7:14)! Estos son los signos de la victoria sobre el mundo.
Viernes 03: El creyente es victorioso sobre los demonios.
«¡Quítate de delante de Mí, Satanás!» Mt 16:23a.
Lectura 1: Isa 14:9-15. Lectura 2: Mt 16:21-23. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Mt 16:21-23.
Introducción: El creyente vence al diablo oponiéndose a él. Porque el Apóstol Santiago dice: «Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes» San 4:7. Esto se cumple porque es una autoridad plena que Jesús dio a Sus discípulos cuando les dijo: «En verdad les digo, que todo lo que ustedes aten en la tierra, será atado en el cielo» Mt 18:18a, «Y estas señales acompañarán
a los que han creído: en Mi nombre echarán fuera demonios» Mc 16:17a. Y sigue enviando a los que creen en él diciendo: «Expulsen demonios» Mt 10:8d.
Sábado 04: Dios da la victoria eterna a los creyentes.
«Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida» Ap 2:10b.
Lectura 1: 2 Tim 4:1-8. Lectura 2: Ap 2:8-11. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Ap 2:10b.
Introducción: Porque Dios ama a Su pueblo con un «amor eterno» (Jer 31:3), también le da una victoria eterna por medio de Jesús.
Porque Él es «el Principio y el Fin» (Ap 22:13), así como «el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Heb 13:8). El poder que posee y la victoria que da a Sus discípulos no están limitados en el tiempo. También les dijo: «Y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28:20b.
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