El mensaje: «Alabar a Dios» es elevar Su nombre y rendirle los más altos honores. En efecto, Él está por encima de todos los nombres, y Su gloria impregna la tierra, los cielos y los cielos de los cielos (Dt 10:14). Diferentes razones motivan el hecho de dar gloria a Dios, que son Su grandeza, las obras y signos que realizó, Su victoria sobre Sus enemigos, etc. Pero todo esto se resume en Su amor, que lleva a cantar: «Den gracias al Señor, porque para siempre es Su misericordia» 2 Cr 20:21. Es el canto de un hombre que recuerda el amor de Dios que no le abandonó, después de haber afrontado duras batallas y cruzado olas de diversas pruebas, y que se expresa así: «Desde lo más profundo, oh Señor, he clamado a Ti» Sal 130:1. Es verdad, él invocó al Señor que lo salvó y liberó, porque Él dijo: «Invócame en el día de la angustia; te
libraré, y tú me glorificarás» Sal 50:15, queriendo decir especialmente con eso, «tú me darás gloria». Glorificar a Dios es la actitud que diferencia al creyente del incrédulo. De hecho, es el creyente que «vive por la fe» quien puede glorificar a Dios, y a quien Él acepta, como está escrito: «Porque no hay en la muerte memoria de Ti; En el Seol, ¿quién te da gracias?» Sal 6:5. En efecto, «Él no es Dios de muertos, sino de vivos» Mt 22:32. Jesús declara: «Porque Yo vivo, ustedes también vivirán» Jn 14:19b. Dios ha establecido a su pueblo como un reino de sacerdotes (1 Pe 2:9), por eso le dirige estas palabras: «Canten alabanzas al Señor, ustedes Sus santos, Y alaben Su santo nombre» Sal 30:4, sí, «Canten
al Señor, bendigan Su nombre; Proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación» Sal 96:2. Es signo de un gran regocijo alabar a Dios, el Señor Maestro de la salvación, pero ciertamente es también fuente de bendiciones, porque «Dios alegra a quien encuentra en Él su alegría», según las palabras del cántico del salmista que dice: «Pon tu delicia en el Señor, Y Él te dará las peticiones de tu corazón» Sal 37:4. Porque Él declara: «Yo honraré a los que me honran» 1 Sam 2:30c.
Lunes 08: Alabad a Dios por amor de su Nombre.
«Den gracias al Señor, invoquen Su nombre» Isa 12:4a.
Lectura 1: Hch 22:6-16. Lectura 2: Isa 12:2-4. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Isa12:4.
Introducción: El nombre de Dios es santo y todopoderoso, grande y excelso sobre todos los demás nombres. Y puesto que no se nos ha dado otro nombre para salvarnos (Hch 4:12), las Sagradas Escrituras declaran: «Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que alnombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre» Fil 2:9-11.
Martes 09: Alaba a Dios por su misericordia.
«Te doy gracias, oh Señor, Porque aunque estabas enojado conmigo, Tu ira se ha apartado Y me has consolado» Isa 12:1.
Lectura 1: Sal 103:8-16. Lectura 2: Isa 12:1-2. Predicación 1 (libre elección).Predicación 2: Isa 12:1.
Introducción: El Señor declara: «Porque me deleito más en la misericordia […]» Os 6:6a. En efecto, Dios no guarda los pecados, sino que perdona las transgresiones de los que vuelven a Él (Is 55:7) y los salva. Dadle gloria, alabad su nombre, y digan todas las lenguas: «Den gracias al Señor, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia» 1 Cr 16:34.
Miércoles 10: Alabad a Dios por sus obras.
«Canten alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas. Sea conocido esto por toda la tierra» Isa 12:5.
Lectura 1: Ef 2:4-10. Lectura 2: Isa12:5-6. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Isa 12:5.
Introducción: La primera gran obra que Dios hizo, y que todos los ojos ven aún hoy, fue la creación de todas las cosas, como está escrito: «Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera» Gén 1:31a. Pero la única de Sus obras que no tiene parangón, inolvidable para siempre, es la redención que Él llevó a cabo, es decir, el perdón de nuestros pecados por el que nos hizo «vasos de honor» (2 Tim 2:20), es decir, hijos «Herederos de Dios y coherederos con Cristo» Rom 8:17.
Jueves 11: Alaba a Dios por su sacerdocio.
«Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec» Heb 5:6.
Lectura 1: Isaías 53:4-8. Lectura 2: Heb 5:1-10. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Heb.5:5-6.
Introducción: La obra sacerdotal que Jesucristo realiza por nosotros consiste en que intercede incesantemente en nuestro favor (Rom8:34) para justificarnos a los que creemos en Él. Así, «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros» Rom 8:33-34.
Viernes 12: Alabar a Dios en la santidad.
«Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad» Jn 17:17.
Lectura 1: Mal 3:1-4. Lectura 2: Jn 17:9-17. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Jn 17,17.
Introducción: El Señor declara a su pueblo: «Porque Yo soy el Señor su Dios. Por tanto, conságrense y sean santos, porque Yo soy santo» Lev 11:44a ; más aún, dijo: «Yo, el Señor que los santifico, soy santo» Lev 21:8c. Y el apóstol Pedro para insistir en justificar la llamada de Dios y la consagración de los suyos: «Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable» 1 Pe 2:9.
Sábado 13: Alabad a Dios con alabanzas eternas.
«Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos”» Ap 5:9.
Lectura 1: Jer 33:8-11. Lectura 2: Ap 5:6-10. Predicación 1 (libre elección). Predicación 2: Ap 5:9-10.
Introducción: El «cántico nuevo» es el «cántico de aquellos cuyos pecados han sido perdonados»; llevan un largo manto blanco, purificado por la sangre del «Cordero de Dios», Jesucristo (Ap 7:13-14). De hecho, llevan esta vestidura en particular para acercarse al trono soberano de la gloria de Dios, para cantarle y alabarle diciendo: «¡Den gracias al Señor, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia!» Sal 118:29. «Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!» Sal 150:6. ¡Gloria a Dios por siempre!
Esta perícopa se publica en malgache, en francés, en inglés, en alemán y en español y se puede consultar en el sitio de web www.hifi-madanet.org y en Facebook «HiFi- español».
Escuche «hifiradio.org» – enseñanzas, testimonios, canciones 24/7. © Madanet